Tiempos de aparente tranquilidad viven aquellos que ignoran la realidad imposible de ocultar. Entre tanto en la casa de la abuela, en el área de la cocina un delicioso aroma a yerbas aromaticas inunda el lugar, Linda toma un poco de tè y piensa en los seres queridos que por diferentes razones hoy no se encuentran a su lado, y un sabor amargo de ausencia y silencio la embarga en soledad. Mientras en una silla sentada placidamente, Lila lleva un cigarrillo a sus labios y observa a su hija un poco preocupada.
-Linda, ahora que concluiste el curso ¿que planes inmediatos tienes?, la vida es cara y hay que ganar el pan de cada dìa.
-Ya lo se mamà, solo dejame pensar en lo que quiero hacer, porque realmente no se si alguien lo sabe en este mundo.
Raiza entra en ese instante logrando escuchar parte de la conversaciòn entre madre e hija.
-Lila no presiones a Linda, dejala solo ser y pronto quizas ella encuentre su propio camino en la vida, siempre has sido un poco mas exigente con ella y no es que sea malo pero no descuides a tus otros hijos.
-Gracias tìa, parece que tu eres la ùnica que realmente tiene el don de ver dentro de mi, y sabes que pensandolo bien voy hacer otro curso y otro y otro hasta cuando ni yo misma lo se, en fin el futuro nadie lo sabe.
-Si es lo que tu quieres bien, pero aprovecha lo mejor posible tus años juveniles y nada de enamorarse antes de tiempo, hay muchos caminos que recorrer, y siempre con los pies en la tierra, nada de andar en las nubes.
-Lila, deja que cada quien viva sus experiencias, lo que funciona para uno a veces no funciona para otros, y tu sabes que a Linda le gusta soñar, despues de todo es su vida.
-De acuerdo voy a visitar a unas amigas las dejo sola ya seguiremos esta conversa, no puedo con la hija y la tia sublevadas en mi contra, y por favor Linda un poco de dieta te viene bien, estas engordando cariño.
-Tia, estaba esperando que mi mamà saliera tengo un secreto que revelarte...
y la vida continùa ...