Tú me odias, pero yo te odio más;
nos odiamos y ese es nuestro querer,
porque queriéndote te odio sin saber
y odiándote me niegas el amar...
Me detestas, y yo te detesto más;
porque así me piensas y te pienso,
y se, que aunque no me des tus besos,
en mis besos siempre pensarás.
Yo te odio, pero tú me odias más;
nos odiamos y eso hace nuestro amor,
porque amándote me llenas de calor
y odiándote me amas mucho más...
Te detesto, y tú me detestas más;
y no hay otra manera de querernos:
locamente y sin saber volvemos
a la lucha que nos puede enamorar.