Paredes levanté de cristaleras,
para que el sol caliente nuestro hogar,
el alba es quien nos viene a despertar,
caricia en nuestro lecho desde el cielo.
Cortinas, no las quiero que me ocultan,
la luna reflejándose en el río,
posándose en las rosas el rocío,
sutil como el satén de mi pañuelo.
Mi templo los cimientos de mi alma,
mi casa, mi familia es el amor,
pinté todos mis muebles del color,
del sol sobre la alfombra del invierno.
Llené este joyero de ilusiones,
cajones rebosantes de abrazos,
até a los meñiques fuertes lazos,
amando desde el útero materno.
Dolores Egea ( Lolaila)