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Extravío en Venecia
Tomamos la decisión de hacer ese viaje.
La ciudad del vino, esta vez vino a nosotros,
yo me metía por las esquinas, en la primera oscuridad.
Tú brincabas en la alfombra, en la sombra del lagar.
Aun con sus potentes motores en reversa,
el trasatlántico fue arrastrado más y más en canal.
Y cada vez más, nos fuimos perdiendo,
entre las enormes paredes, de la silenciosa ciudad.
Yo te regalaba cada rayo de luz, que se veía en el tejado,
hasta cada gota de agua que dejo nuestro barco mojado.
Por cada puente que paso por encima del amanecer nuestro,
hice un un puente al corazón donde hoy te escribo esto.
Yo hice una canción por cada torre que se veía en sentido opuesto,
y le dibuje una caricia cuando presenciaba de ti un bello gesto.
Nos quedo grande la ciudad, y profundas sus calles.
Se nos acabo el valor, de mirar sus detalles.
Nos trago el canal, las venas de Venecia.
Luego que vino el vino, me vino la lluvia.
Y ya no solo las calles estaban inundadas,
sino tambien el corazón,
que despertaba de el cuento de hadas.
Así como nos arrastraba el agua con furia,
así como muchos son llevados por la lujuria,
así como el viento da dirección al monte,
y las aves abrazan el horizonte.
Así te extraño, así te anhelo.
Yo veo los faroles de cada ventana,
y las comparo con estrellas.
Yo veo mis brazos en el agua,
mientras recuerdo tu cara bella.