Lo pienso, lo ansio, lo siento.
Cuando invade mi mente con su recuerdo,
si aparece como intruso en mis sueños,
o al alimentar los anhelos de éste cuerpo.
Tan presente, tan pasado, tan incierto,
como esa tarde de noviembre sin pretestos.
Hoy espero su permiso cada día para verlo,
y poder tener su cuerpo y saborear sus besos.
Nada nos une, ni nos mantiene, ni nos aleja,
es un día a día con deseos y lleno de esperas,
donde curamos nuestras almas tan gemelas,
cansadas de vivir indiferentes y ajenas.
Sin escusas, ni promesas ese es el reto.
Así nos encontramos y, así lo acepto.
Usted, el deseo tentador, adictivo veneno.
Yo, pasión intensa, manzana del destierro.
Escrito 22.01.2018