Si por las noches,
ya no hubiera estrellas
que iluminaran el cielo
la luz de tus lindos ojos
bastaría para hacerlo.
Si el Aire no se impregnára
del aroma de las flores,
el delicado y suave perfume
que emana de ti . . . . . . . .
bastaría para no extrañar su aroma.
Si no estuvieras, Si no existieras
Si el Señor no te hubiera creado
Si no te hubiera conocido . . . . .
Mi vida no tendría tan maravillosos
colores.