Chrystell

Enséñame

Enséñame a aprovechar el tiempo como el que tiene contados los días
Y que las agonías
Son parte importante en los sentimientos
Que el entendimiento
A veces se estanca en las alegrías
Pero que hay días
Que nos vale estar contentos.

Recuérdame
que sufro de memoria ingrata
Y que nunca falta
Gratitud de la que me olvide
Por eso revive
En mi memoria todas tus obras
Y a buena hora
El memorándum de tus misericordias.

Enséñame
A apreciar más los pies que los zapatos
Y mientras tanto
A caminar tus sendas incorruptibles
Aunque incomprensibles
Parezcan ante mi finitud
Pues tu infinitud
Abarca todo lo existente
Y no puede ninguna mente
Elevarse a tu altitud.

Enséñame
A escuchar atenta tu palabra
Y que no vaya
A sufrir entonces de sordera
Por llenar de quejas
Ensordecedoras, el alma.
Y enséñame a ver
Lo que con estos ojos no vería
En fin, enséñame
Lo que de otro modo no sabría.