Vienes aquí,
Sin disculpas, explicaciones ni razones
sin vergüenza, ni violencia
sin motivo, sin aviso, ni coartada.
Hablas de tus logros y progresos
dices que el azúcar de tu aliento viene en cantidades adecuadas,
que el vino de tus venas ya no tiene alcohol
y que ya no eres un peligro para el corazón.
A decir verdad,
no entiendo ni tus palabras ni tus intenciones
desconfío de tu juego
y temo tus estrategias malignas.
No sé si eres un lobo disfrazado de oveja
o un cordero vestido de lobo,
lo que sí tengo claro mi bien
es que no quiero ser ni tu amante, ni tu pariente
ni tu paciente, ni tu cliente.
Creo firmemente que aunque lo intentes
sólo puedes amar a un Dios y es a ti mismo
así que respeto tu religión
y sigo pensando lo mismo de antes
que aunque duela la piel
y cada día parezca de hiel
que aunque cueste respirar
y parezca en el intento fracasar
que aunque la rutina asfixie la imaginación
y haga falta el dulce sabor de tu adicción
Es mejor la vida sin ti.