En la mina de Passagem1,
en agrietadas paredes, vi tres mil negros
ahogados en aire cálido.
El descanso donado
consistía en amontonar hojas de piedra.
Fuegos fatuos les azotaban,
todo oro era tonto, toda la ganancia, deslustrada,
en faceta diabólica.
Y si la tierra, cual concha resonante,
guardaba sus heridas,
eso no aliviaría el aura humeante
que flotaba sobre los pasantes.
1. Esta mina se ubica en Brasil, en la ciudad de Mariana.