Cuando llego ya no estás,
tan solo queda tu cuerpo,
desnudo como naciste,
deslabazado en el suelo.
Abrazo tu níveo torso,
te nombro con insistencia,
y tu mudez obstinada,
ya me proclama tu ausencia.
Te fuiste sin anunciarte,
en inesperado momento,
emprendiste el viaje,
con tu traje de silencio.