No se estudia con partitura,
la guitarra suena como un verso,
para un hombre que no conoce la escritura.
Eso sale de lo más hondo del cuerpo,
sale una voz antigua que duele o alegra
como un rezo, están en la reunión como
si no hubiera pasado el tiempo, los mismos
sónes, los mismos quejíos, voces del campo,
voces del pueblo.
De vez en cuando un corto silencio, los ojos
cerrados mirando pa dentro, cuantas procesiones
de madrugada en el más estremecedor silencio,
suena una saeta que rompe el aire y conmueve
el corazón, me quedo quieto, hasta el último
!Ay! ya puede volver el silencio.