Si pudieras tú con tu alma medir
la felicidad que invade
todo mi ser
cuando tú te derramas en mí…
Si pudieras tú ver
lo triste que un famoso pintor
puede llegar a estar
cuando su lienzo es una blanca pared.
Si pudieras tú comprender
lo desgraciado
que se siente un poeta
cuando las palabras huyen de él.
Si todo esto tú lo pudieras hacer;
con lágrimas, entonces
llorarías y llorarías, y volverías a llorar,
tú, mi amada; tú, mi bien.