Zenser

1er. Día (o Primer lunes)

Después de nada, vuelve a empezar todo.

 

Este comienzo fue nublado. El sol fue solo rayos mezquinos ante el gélido clima de aquel día, además las nubes pintaban un gris, melancólico sobre miles de millones de luces, que con el tiempo poco a poco algunas se irán apagando.

 

Los grises se revelaban, o por lo menos lo intentaban brillar contra el negro que, pese a su inminencia, los dominaría poco a poco después de haber mermado sus fuerzas.

 

El blanco sucumbía ante la dominación, aunque progresiva y súbita, de los oscuro de su contraparte. Sin embargo, de momentos una flecha fina de bronce lograba atravesar aquella muralla grisácea, para tocar el techo de las nuevas esperanzas y alegrías ardientes por estar conectadas con el calor de un nuevo tiempo.

 

Lo inminente declarado, llegó; la luz apagada, cedió; la oscuridad, venció; aquellos átisbos que flameaban para incendiar aquella calle de concreto, se consumió.

 

Pero al parecer no pereció, ya que de la misma oscuridad, nació con toda su fuerza aquella luz amarillenta. Luz, siempre hay luz.