Pupilas mirando a otras pupilas.
Tus pupilas entrando por las mías
en busca de mi esencia
y las mías buscando el rincón de tu alma
que no se anima a volar.
Te veía allí, llevando tus dolencias,
aunque fuese ese dolor tan imposible…
Pero ese instante en tu alma alcanzaba
para suavizar rigores.
Yo no podía pronunciar palabra
porque el verbo era vedado
por la realidad que circundaba:
ese dolor ajeno, aunque cercano.
En silencio llevaré instantes,
ese secreto de escondido brillo
a esos espacios tiernos y pequeños
reservados en mi alma al milagro.
De mi libro “De mi baúl y de esos cofres de luz”. 2016 978-987-4004-21-5