Donde habitan tus ojos
ya no existe mi reflejo
y es una sombra
el sueño que aún llega.
Como hojarasca tus pasos opacos
y los lamentos,
y las gotas de los cabellos
que caen sobre el libro viejo.
Y en las montañas
surcan los ecos
bailan tus labios
bajo la lluvia.
En el silencio de tus palabras
hay moribundos corazones
de hombres fuertes
y golondrinas que ya no vuelan.
Y las sonrisas
que son olvido
de marchitados
amores idos.
Y en este adiós
dejo mis versos
y aquel susurro
de tus recuerdos.