Desfigurado veo el paisaje esta tarde,
el horizonte, recortado por edificios,
mi ventana empañada que aprisiona
y ahoga en un atroz desierto de silencio.
Llueve, aquí sobre el zinc de este cuarto,
allá donde el paisaje intimida a ciudad.
Llueve, tan impalpable que ni moja,
tan persistente que no permite respirar.
Llueve, en el parque donde recordaba,
en los bancos donde nunca broto el sol.
Llueve, donde sea, que ni siquiera lo imagino,
en los paraísos vedados donde seguro no fuì.
Llueve, desde siempre en que te pienso,
y mis sentimientos predicen que no parara.
Llueve, y vivo mojado, a la intemperie,
en mi refugio o en mi inimaginable trinchera
Llueve, hace tanto que parece que no lloviera
llueve, y nadie lo nota, ni lo sospechan.
Llueve y estoy empapado, en cada rincón,
en mis manos, en mi aliento, en mi ser.
Llueve y tu solo lo sabes,
llueven lagrimas, esas lejanas
que brotaron en los momentos
en que no te supe querer...
A.C.F – FEBRERO DE 2018 -
ARGENTINA