En este océano
se refugió la esperanza
allí, anidada entre las olas
instaló más de una sucursal
pues nuestras pupilas
entablaron correspondencia
y en la cadencia de su intersección
emanó un verde paisaje
una nube inédita
sin coraza protectora
que se dejó seducir
(lamentablemente)
por los vientos del prejuicio
juntos vimos como se maquinó al torpedo
para que lo acogido por los aguas
decantara como un mito
esta ilusión simplemente feneció.