Juan A. Cisneros

Desahogo y locura

No recibo la correspondencia 

de las cartas que te escribo.

 

Llevo semanas esperando detrás de la ventana

mirando la textura y el tamaño de mis lapiceros:

gruesos, alargados, finos

cascados por las usadas y por mis dedos.

Y te sigo esperando

posponiendo el tiempo.

 

Y siento que inopinadamente se ha pasado

el otoño, y el verano y todos los fines de semana

pero no,

sólo siete días transcurrieron.

 

¿Cuándo decidirás por fin,

responder una a una, todas mis cartas?

¿O mejor aún, ver en la parte inferior la dirección

y tocar la puerta de mi casa?

 

Pienso:

toc, toc.

Así no suena una puerta.

Y ninguna que antes haya tocado.

Me pican las moscas y acaricio las abejas.

A las tres de la mañana desayuno.

 

Alguien ha tocado mi puerta.

Así no tocas tú y en medio del campo sólo vivo yo.

La oficina de correspondencias está a diez kilómetros.

 

Loco

       volviendo

                     está

                           me

                                amor

                                        tú.