Hoy, habría que cantarle a la luna, no una, sino dos cancioncitas de despecho y resignación. No para que me viera la cara de tristeza, sino para que sepa que muero de amor.
Muero de ansias, muero de ti y de mi, morimos en este cuarto en el que estoy solo, en mi cama en que faltas, en la almohada que ya no te siente, en mi risa que está escondida.
Yo quisiera ser mar para cubrir tus costas y devolverme intacto a mi hogar como aquellos besos que por viejos se les olvidó amar.