Le pesan,
mis corpiños quinceañeros
el repasador de mi tía Adriana
un vestido que se come todas las hileras
la cantidad de años
una bombacha puta
lo innecesario.
Se cruza de piernas.
Trifulca de medias mal lavadas.
El jean bajó tres talles.
Nadie es dueño de un calzoncillo de Garfield.
Las preguntas de José eliminan manchas.
Heredamos toallas del quinto.
Un trapo,
otro,
uno de piso,
yo.
La escoba y el patio miden su contrapeso.
Sólo una silla le tiende una mano.
Ninguna reja se apiada.
Por fin algo en común con mi vecina.
Ella también
tiene un ténder blanco para colgarse entera.