El cáncer asfaltado del esmog,
mofles obstinados,
los edificios altivos en el fondo gris
de tus venas
y la cloaca que corrompe tus vísceras,
el pinche claxon,
desastres de tiempo perdido en los asientos,
en las filas y los golpes de la gente.
Los túneles por donde fluye el agua que nutre los empleos,
están marchitándose de grietas,
la madera de los frenos casi arde,
el maquillaje simplón: pasmado higo,
es la violentada imagen de la víctima:
se entristecen artesanos reducidos.
La cuenca salobre,
la incursión enérgica de conquista,
Luna, la forzada pesadumbre de tu ombligo
en la noche de los árboles,
la vista no alcanza a vaticinar la próxima esquina,
donde se oculta una latente transgresión
de cañones y muerte material.