Creo que me alivia el nomadismo,
el terror a lo civil
que va carcomiendo mis paredes.
Creo que el dolor primigenio
se localiza en mi costado.
Fue letal beber agua con sal
para calmar la sed angustiosa
y de igual modo ocurre
con los enamorados
que desnudan margaritas
para entregar ramos vacíos
y eternos.
La libertad duerme en una jaula
con la puerta cerrada
y la llave dentro,
solo faltan ganas
y un poco de esperanza.