Entristecido sobre el árbol
busco el recuerdo de lo que fuiste.
Hoy más que nunca la mirada se vuelve
espesa y lenta.
Imagino la mañana calurosa y tostada
de encontrarte en los escombros
de aquel ido amor.
Y no verte en la blanca luna
de aquella noche de boleros ilusorios.
Así nace el espacio de tu ausencia
como interminable agonía.
Aquí, en este inmenso árbol
cual espera es un puño
que marchita mi cara,
esquelética y cansada.