Ahora que no estás
apareces como un secreto acecho
como una lágrima rebelada
a los instantes
En los límites de un amor
surge la iracunda sierpe en las sombras
Inerte recuerdo...
en el precipicio de la sepia soledad
con su ingente veneno se aleja
la avidez del parnaso
(…) y se hace bruma
en el límpido suspiro de la madrugada.
Y tú...
cercenas la piel en cada latir
acechas en cada parpadeo del alma,
que en solitud aguarda
colgada de las cuerdas en las lentas noches.
Franky De Varona
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