Del norte ni hablamos,
(Se perdió)
y el sur hace lo suyo
sujetandome los pies sobre la tierra.
De ti no se supo mucho,
hasta después,
¡ saliste como tren bala de aquí !
\" rápido y de golpe\"
Tanto así , que no me llevaste en ninguna maleta de tu mudanza.
Sigo vivo:
\" Mitad suerte, mitad clandestino\"
Inmigrante de ti desde entonces,
pero aún muy enamorado de lo que está escrito en tus fronteras.
Al oeste se le cayó un ala
y al este aun le quedan plumas,
Nada vuela como antes ---Es cierto---.
Pero es normal, así es el proceso de un águila.
En números:
Fuimos cardinales, siempre cardinales
\" siempre dos \" \" un equipo\"
hasta aquél día... ¿ Lo recuerdas ?
Aquel día dónde pasamos a ser ordinarios
\" primero \" y \" segundo\"
con la desfortuna de un \" tercero\" quizá hasta un \"cuarto\" incluido.
Típico de un amor que madura tarde
y que deja velas prendidas en el camino. Esas malditas velas prendidas que solapa el ego.
De ti conservo poco:
Una carta , un separador de libros y una cicatriz.
Una docena de preguntas sin respuesta
y una foto tuya muy tierna tamaño infantil.
Me deshice de todo lo demás,
\" mitad por dolor, mitad por salud mental\".
De los sitios más o menos:
El café que nos vio besar quebró y
ahora es una ferretería.
El primer cine al que fuimos lo remodelaron, \" hoy luce al aire libre\".
¿Interesante no? ; No fuimos los únicos que fueron cambiando con el tiempo.
Supe después que tus coordenadas cambiaron,
que tus puntos cardinales son otros
y que el mapa para llegar a ti lo tiene otro, aunque éste no lo sepa usar.
Qué la única certeza vigente,
sin sonar arrogante, es que el único que sabe del tesoro que habita en ti , así sigan pasando los años... Sigo siendo yo.
Autor: Dave Córdova