Alejandra Arrieta

EMPECE A FUMAR ROJOS:

Sabes a tabaco y ese vicio tan dolido y encarnado eres tu. 

Me dueles, y ese dolor que vive en mis pulmones no se como llamarlo. 

Todo termina en lo mismo, como jugar ruleta rusa y terminar viviendo sin querer queriendo. 

Y que al final todo se convierta en un poema de quinta como casi todas las obras de arte que terminan en tragedia pero terminan viviendo.

Mis ojos sienten tus latidos, tu creaneo parpadea como si guardara un secreto. 

El humo empieza a salir de mi casco molecular, mis venas se consumen. 

Te sueño y me evaporo.

Mis arterias te gritan y mi pulso se convierte en olvido. 

Me pierdo, grito y muero.