Tienes un corazón de oro de alto quilate
Y blando como malvavisco caliente
Que violento o tierno, ad libitum late
Y otorga bendiciones tal cual las siente
Tienes ya, algunos cabellos de plata
Y una mirada de ópalo y diamante
Que me traga, me atrapa y me ata
Cuando me mira con ojos de amante
Tienes dos brazos de hierro macizo
Que abrazan con inusitada ternura
Y a veces, tus manos un tono plomizo
Que acaricia, con sobrada dulzura
Tienes —ji, ji—, una pancita de algodón
Que los años han puesto en ti
Y que intentas esconder, socarrón
Cuando alguien bello, pasa junto a mi
Pero lo que más de ti me asombra
Y que te hace en mi vida infaltable
Es tu alma, que a veces te nombra
Tu alma bella, de acero inolvidable