No pienses en nombrarme
ven a mi lado y siénteme
mi voz gime al nombrarte.
Sé que me extrañas y me duele
sólo pensar que no estoy contigo
mi alma sin tu abrigo me duele.
No me abandones, amor, sígueme
busca mis pasos que te buscan
no limpies tu boca de mis besos.
Mi apetito se alimenta de ti,
no tengo más ganas que tus besos
ni más ansias que de tus te quiero.
No quiero un adiós sin un abrazo
ni despedidas sin dulces besos
ni noches borrachas sin tu perfume.
Quiero una estampa de tus ojos
firmemente mirándome a los míos
abrazada a mí mientras duermes.
Mi sueño profundo contigo muere
y pasado el sueño quiero verte,
y en las noches, al dormir besarte.
El amor, alzado con un sueño de barcos de vela
nos hace amar despiertos en los mares
mecidos con el viento y sus mareas.
No tardes amor, y ven rápido a buscarme,
ya los años envejecen mis canas,
adelántate y bésame antes que la muerte.
En un abrazo tuyo derrumbo tinieblas
las estaciones se hacen cálidas
tú eres el vicio que puede complacerme.
Me complace la muerte a tu lado
con caricias de tus manos,
sin que mi cuerpo pueda contenerse.
Cuando ese día llegue, no digas adiós,
ni pronuncies mi nombre, siéntate
y notarás que estoy acariciándote.
Aún siendo mis despojos enterrados
y una lágrima inmensa ruede en tu mejilla
sentirás amor, lo que te he amado.
AUTOR: Augusto Cuerva Candela
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