Una sonrisa se abre paso entre mis pensamientos y se acomoda en mi corazón.
Afuera, en el mundo, pasaron muchos años, pero mi alma no conoce el tiempo, y vuela a tu encuentro, guiada por la sed de tu amor.
Los árboles silentes conocen lo inmortal, ellos me traen tus saludos y el infinito, testigo de lo eterno, entra sin hacer ruido y me mira a los ojos,
veo en su mirada tu luz, tu brillo, tu libertad.
Nuestro amor no es de ayer, no le pertenece al mañana,
Vive en cada corazón, en cada ser,
Vive resplandeciente en este ahora gigante que nos mantiene unidos, por siempre, en paz.