Un soneto me pide aquí un colega,
como un nuevo Violante, empecinado,
quizá porque, tal vez, me ve inspirado
y piensa que yo soy Lope de Vega.
Proclive ya a las ciencias desde infante,
yo he sido, más que a letras inclinado;
las cifras me procuran más agrado
que el juego de la rima consonante.
Confía en mí el colega y, sin embargo,
disculpa he de pedirle, pues me siento
casi incapaz de completar su encargo.
Pase de mi este cáliz tan amargo.
Entre sus amistades, habrá ciento
capaces, más que yo, de hacerse cargo.
Xabier Abando. 17/06/2016