Déjame sembrar en el seno de tu tierra,
Los besos tan dulces que he guardado en mis labios tersos,
Y déjame aromar el prado,
Con los tiernos lirios que tu Amor hoy ha sembrado.
Déjame bañar el seno de tu tierra,
Con el rocío de tu piel que es lluvia y cielo firme,
Y abrigar el morro de mis surcos,
Donde duermen apacibles,
Las semillas de tu Amor y de mi estirpe.
Déjame cuidar, que el sol no abrase la piel de tu sembrío,
Y que el frío no escarmiente, el corazón de tus simientes,
Y déjame mirar, en paz frente a la Luna,
Mientras con ella hablo, del Amor que tú me tienes.
Déjame llevar, el río amante con que tu Amor me resplandece,
Y bañar con agua fresca, la tierra seca tan paciente,
Déjame ser la mano,
Que recoge la flor, en el estío de Septiembre,
Y ser el papel de seda,
Con que envuelves, tu lirio tan naciente.
Déjame besar con mis labios,
El Seno de tu Tierra impaciente,
Y darle gracias a la vida y a nuestro cielo,
Por ser tu Amor… mi tierra fértil.