Del libro La Vida es Viviendo
Te siento y te presiento por la fuerza de tu alma,
con las ganas inmensas de vivir lo que amas,
por la alegría extrema con la que tú me abrazas
y tus lágrimas tiernas cuando de mí te hablan.
He sentido tus miedos, tu fuerza y tu certeza,
tus palabras de ejemplo, tus sueños, tus ideas;
quiero estar a tu lado para que más me quieras
y sueño con hablarte para que más me creas.
El día en que te mire te entregaré mi esencia
y una que otra lagrima de honor a tu existencia.
Sueño con ese día en que pueda abrazarte,
teniendo todo el tiempo, mamá, para adorarte.