Lissalyh

Y PASA LA VIDA

Era fría la madrugada

cuando sus ojos

vieron por primera vez

la luz del alba,

silencio en la choza

escondida en la montaña,

así inició la jornada

un alma solitaria.

 

Y fueron duras las estaciones

en busca de un lugar,

anhelando una cura

a su cruel soledad,

queriendo pertenecer  

sin poder encajar.

 

Buscó su camino

siguió veredas al azar,

siempre a destiempo

errando en cada cruce al pasar,

soñando con algún día

sus alas desplegar.

 

 

Y pasa la vida

pasa sin cesar... ©