¡Qué me pasa amor… qué me pasa!
en este día lluvioso me acosa la nostalgia.
Mi corazón está envuelto
en un manto de tormento,
nada parece tener sentido
desde el mismo momento
que te he perdido.
Y, es que la soledad duele...
duele tanto como el olvido.
Mis labios están secos,
esperando el beso…
el beso, que se incuba en el silencio…
el silencio que va marcando los pasos
en las movedizas arenas del desierto...
para luego, llegar una ráfaga de viento
y dejarlos esparcidos en el tiempo…
El tiempo inexorable
que convierte nuestros años
en tristes melodías...
que se van apagando, como la misma vida,
convirtiendo los sueños en cenizas,
que van a poblar un día
la tierra que antes fuera labrantía,
en tierra de sepultura hoy convertida,
en donde descansará nuestro cuerpo inerte.
No hay que tenerle miedo a la muerte,
ella nos llevará a los umbrales de lo eterno...
allí podremos descansar plácidamente.
Qué me pasa, amor… qué me pasa...
¡El día está lluvioso y me acosa la nostalgia!
Felina.