Xabier Abando

Admirable pedestal


Admirables sus pies, de piel suave y tersa,

de lisura que evoca alabastro o jade,

de princesita oriental, de Scherezade,

de las mil y una noches de luna persa.

 

Primorosos se ven, hermosos, menudos,

de color tostado claro en el estío,

naturales o perlados de rocío,

por sandalias enmarcados o desnudos.

 


Su admirable pedestal son y orgullosos

deberán estar, pues llenan de armonía

y encanto el vaivén de sus pasos airosos.

 

Rendido al hechizo de esta maravilla,

que la octava de este mundo ser podría,

tentado me siento a inclinar la rodilla.

 

© Xabier Abando, 24/07/2017