ALVARO J. MARQUEZ

ADICTO

 

\"La vida me llegó a confundir/ y yo sin poderlo notar,/ me acostumbré tanto a reír/ que olvidé que también podía llorar\".


Mis amigos todos me invitaron a probarla
y desde entonces no he podido agradecer,
tanto me gustó que no he logrado dejarla
y mi vida... vida ya ha dejado de parecer.


Todos ellos me han invitado a consumir
para olvidar mis problemas prontamente...
Era para mí una original manera de evadir
los laberintos de angustias en mi mente.


Los he visto contentos, quizá demasiado,
flotan en sus nubes gigantes e imaginarias;
al verlos sé que ninguno de ellos ha olvidado
tomar puntualmente todas sus dosis diarias.


La verdad es que tengo mucho para elegir,
entre tanto que ofrecen es variado el menú;
es tan amplio que a veces no puedo decidir
y hay para todos, puedo tomarla yo... o tú.


Lo cierto es que en mí hacen maravillas,
provocan volar y deseos de suicidarme;
puedo fumarla o consumirla en pastillas
y si no, está la alternativa de inyectarme.


¡Ah! Y no hay nada mejor para bajar de peso,
si vieran ahora lo delgado que me he puesto
mi mente inicia algunos viajes sin regreso
y sin hambre hasta sin comer me acuesto.


Admito que con mi familia me porto diferente,
con mis padres y hermanos soy muy agresivo;
es que siento odio en general contra esa gente
que dice que aquello que consumo es el motivo.


Me rebelo ante la sociedad, los mando al carajo;
nadie con sermones mi actitud de hoy transforma.
¿Yo para qué rayos quiero el estudio o el trabajo?
Al fin y al cabo el dinero se consigue de otra forma.


Nunca me faltan buenos amigos que me inviten
y en eso, no me puedo quejar de mi gran suerte,
porque me suministran tantas cosas que permiten
que viva esta vida... tan parecida a la muerte.

 

Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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