Mi alma, se cubre
con el manto del temor
y la mente alucina
un dolor todavía
inexistente,
los recuerdos tristes
como mercenarios
asechan
toda esperanza de vivir,
volviéndome un proscrito,
un nómada de sentimientos;
enfermo el espíritu
busca desesperadamente
la cura definitiva
al virus que roe
mi esencia seráfica,
virus que expande
su infeccioso pus
envenenándome la sangre,
deseando
engangrenarme el alma.
Estúpido habito negro,
sombra que cubres mi vida,
al rasgar tu magro telón
se rasga también mi alma,
falsa doncella
de belleza dilapidada,
promiscua ninfa
tus errores malignos
precavido me mantienen
encarcelado cruelmente
a la ironía de pensamientos,
de presunciones
a perder las oportunidades
de felicidad, posible cura,
o, muerte
al gran mal que me causaste;
la realidad es una sola,
me grita en la conciencia
el devolverte con mucha paz
este manto de temor, de dolor,
de mentiras y traiciones
que me obsequiaste
para que en la visceral distancia
me cubra el alma con el mismo,
…falsa doncella,
promiscua ninfa,
amándote me despido,
amándote, te abandono,
es el antídoto que mi alma necesita,
la cura al gran mal que me causaste,
una nueva aventura me aguarda,
desnudo me acojo a los brazos
de la diosa de justicia,
aquella, que con sus lágrimas
lava mi piel a grietada,
aquella, que con su ternura
me arrulla en esta realidad
que deja por fin de ser sueño,
fantasía, fábula sin moraleja,
como todo cuanto me decías,
sentías y escribías.