En esta aula
se engendra una conspiración
una correspondencia de epístolas
incrusta una fuerza gravitatoria
en un eco llamado mirada.
Esta atracción inapelable
embebe un par de suspiros
cuando dos geometrías chocan
deja como estela
una precipitación
para labrar a la lápida del ólvido.
Las distancias se acortan
en este puente etéreo
que no sabe de tribunales
su afinidad solo se instala
en el predio más sincero.