alupego (Ángel L. Pérez)

EL REDOBLAR DE TAMBORES

 

Tápame con la bandera.
Que no me llega la ropa.
Para cubrir las vergüenzas.
Para sortear las trampas,
que se pudren encubiertas.

Derrótame con el odio,
que destilan las fronteras.
Que no me llegan las fuerzas,
para romper las cadenas.

Abrázame con el miedo,
que ladinamente inyectas.
Que el temblor del corazón,
a la libertad acecha.

Tápame con el desprecio,
que a los débiles prodigas.
Que mermando mis talentos,
de tu látigo sea víctima.

Así, tapando y cubriendo,
se va enriqueciendo el necio.
Enardeciendo los ánimos,
con sus pérfidos conceptos.
Hachazos al corazón,
astillando el sentimiento.

El redoblar de tambores.
Tapa el odio, encubre el miedo.
Solapando las vergüenzas,
con clarines y trompetas.
Cuando el odio justiciero,
en la razón hace un hueco.

El desprecio y el rencor,
van enrareciendo el aire.
La mentira infecta el viento.
Ya no queda sentimiento.
Se va fundiendo el coraje.
Y nace el consentimiento.

Pero contumaz la vida,
va limpiando sus heridas.
Va saliendo de la sima.
En la oscuridad perdida.
Reflotando como el corcho,
Que tozudamente emerge,
Una y otra vez hundido.

Voces, como manantiales.
Nítidas y cristalinas.
Como rugidos saldrán,
de las gargantas dormidas.
Y un coro de voces justas,
ejercerán la justicia.
A. L.
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