Una música suave, instrumental. Un ambiente iluminado solo por una vela encendida, la quietud de la noche, es todo lo que me basta para dejar volar mi imaginación. Para que la musa me visite y susurre al oído lo que quiere que escriba. Poder dar vida a personajes desconocidos. Narrar historias vividas. Reflexionar en voz al para después compartir los plasmado en letras.
Me considero un ser sociable, mi misma profesión (vocación me gusta más llamarlo) lo requiere. Me gusta relacionarme hasta con los silencios elocuentes, las miradas profundas, los gestos significativos, con una gran capacidad de escucha y comprensión, pero también me gusta el silencio, la reflexión, la contemplación. Estar en contacto conmigo mismo, con mi misterio, con esas zonas fuertes, pero también con las más débiles que forman parte de mí.
En ocasiones me aíslo y entro en mi mundo, cosa que puede hacer daño a quien me está entorno, pues es como un mutismo profundo.
Carácter volátil y en ocasiones primario, cosa que he aprendido a controlar con el tiempo, pero reconozco que a veces se me escapa, arrepintiéndome una y mil veces por las palabras que pueden herir profundamente. Al reconocerlo pido perdón.
Con algo que siempre he luchado es con el rencor. Suelo ser rencoroso y no olvido fácilmente.
Con una simple mirada puedo construir, mas también destruir, suelo ser muy expresivo con mi lenguaje no verbal. He querido, mas nunca lo he logrado, poder disimular, que no se vea o perciba mi estado de ánimo (sea cual fuere) pero no he podido. Soy muy transparente en ese sentido.
Una sensibilidad a flor de piel que me ayuda mucho, pero también me hace daño. Con el tiempo he aprendido a saber convivir con ella a sacarle el máximo partido, pero también que no me afecte demasiado.
Con el tiempo he aprendido a ser más positivo y mirar la vida con esperanza, pues reconozco que tiendo a ser pesimista y a dejar llevarme por la negatividad que me puede arrastrar fácilmente a la depresión (enfermedad por la murió mi madre), nunca he caído en ella, (he estado al borde de la misma) pero sé que es uno de mis “talones de Aquiles” .
Me gusta cultivar la espiritualidad: leer, reflexionar, orar, discernir. Me confieso creyente a mi manera. En un tiempo practicante católico, ahora menos. Con amigos ateos, gnósticos, testigos de Jehova, evangélicos, musulmanes….en fin, nos une la amistad y no una creencia. Considero que todos tenemos derecho a ser lo que somos y respetar cualquier credo, cultura, raza o religión si la hay. No tengo la verdad absoluta en mis manos.
En fin, perdonen esta especie de confesión. Abro mi corazón ya que sé que hay personas que me leen y quieren saber más de mí. Qué hay detrás de un seudónimo “Kavanaruden”.
Soy uno más, un peregrino en busca de su meta. Un soñador nato que quisiera llegar a lo esencial de su existencia. Un pecador pues también tengo, lo que yo suelo llamar “mis pequeños demonios personales” con los cuales tengo que hacer cuenta. Trato de poner en práctica aquello de: “ser la mejor versión de mi mismo”.