Fogón de mis recuerdos, de leña hendida con hacha
tus cenizas y candelas calor daban con placer
porque siempre las arepas emergían, con ojitos color canela,
atizando el brasero de sus otras compañeras,
la familia se nutría en silletas y butacas.
Hasta el cazabe desembocaba en las cenizas
contando sus aventuras entre las brasas y el barro
barro fogoso y ardiente entre las palmas rugosas
rugosas y sedosas por la ceniza de los años.
En lo alto del fogón, cuerda de alambre extendida, sudorosa por el calor,
guindado estaba el pescado con el venado, la colorada carne renegrida,
las faldas ahumadas con salmuera se inclinaban ceremoniosamente
ante los convidados al festín.
Desde el brasero salían deliciosas las arepas
dando gran saborcillo al paladar.
Fogón de mis recuerdos
llamas ardientes en mi vida
que darán siempre a esta vida
las ganas de morir con ellas,
las ganas de vivir con ellas,
leñas rojas
leñas negras
leñas grises
leñas blancas
como la vida
sigo viviendo con ellas
y sin ellas.