En mi habitacion recuerdo tu sublime belleza,
a mi mente regresa aquel dia que te conocí,
más me invade a momentos la tristeza:
al verme al espejo y saber que no soy feliz.
Mi vida fué un laberinto de caminos oscuros,
la cual iluminastes con tú sonrisa y mirada;
en mi corazón nació un sentimiento puro:
siendo tú la mujer por mí más amada.
El dia que te conocí llegué abatido,
mi corazón herido de penas sangraba,
a tú lado todo quedaria en el olvido
y con tú cuidado mis heridas sanaban.
Contigo volví a empezar a vivir y reir,
como cuando un bebé empieza a caminar,
ahora sin tí mi corazón no sabria vivir:
porque tú eres la única que volveré a amar.
Yo sé que a mí tú tambien me amas,
nuestro amor se edifica como aquella fortaleza,
más hoy te pido que nunca me negaras:
la dicha de llamarte, llamarte: Mi Princesa.