Miro tus ojos cansados por el paso de los años,
la mirada baja, un rictus de amargura en la boca,
caminas lento, pausado, quizás por todo el daño
que fuiste acumulando en esta vida loca.
La angustia te salta por todos los poros,
presiento que tu corazón pide a gritos ¡¡ socorro!!,
pero nadie te ve, eres invisible
a ojos poco atentos.
Te miro y pienso ¿qué te ha pasado en la vida?
¿qué dolores llevas a cuestas, qué amarguras?
¿cuántos silencios, soledades, duras caidas,
te han llevado a vivir en calles inseguras?.
Un dolor inmenso invade mi pecho,
tengo ganas de abrazarte, para que veas,
que si... que tienes todo el derecho
de tener tus sueños y de tener un techo.
Sigues caminando con tus pies pesados,
llagados tal vez, por falta de calzado.
Te dejo ir, pero mi corazón llora impotente,
porque yo también te dejo de lado.
Maria Hodunok.