En la soledad de mi cuarto
La tormenta de las dudas
Arreciaba en los latidos
De mi corazón atormentado
Sentí el frio del desprecio
En mi pobre alma desolada.
En el jardín, el temporal
Las plantas y las flores, desolaba.
Con los truenos, su voz escuchaba
Diciéndome adiós entre burlas
Y crueles palabras maldicientes.
Los refucilos al resplandecer
Eran sus ojos ardientes de pasión
Que miraban con odio y con rencor.
Mi entristecido y yermo corazón
No podía comprender la razón
De tan despiadada reacción.
La amé cuando sola se encontraba
Y en mis brazos la cobijé con sus pesares
Estaba apesadumbrada y triste
Y la alegré con mis caricias y palabras
Agradecida y confiada se entregaba.
Hasta que un día sin pensarlo renegaba
Y me insultaba sin justificación
Se fue dando un portazo y enojada
Pensé que algo feo la alteraba
Y que volvería con una explicación
Nada de eso hasta ahora sucedió
Su amor fue una tormenta de verano
Que se armó al fuego del dolor
Y se disipó al instante con el sol.