Podía envolver la luna
con tu mirada…
Eras lumbre
que encendía el Sol,
vertiente
que inundaba el mar
en verano.
No sé si fue el frío de la noche
o el frío de mi corazón
la causa de tu partida.
Te fuiste
cuando comencé a valorarte,
cuando me di cuenta
que eras más que,
todas las perlas juntas.
Te fuiste lejos,
lejos de mi eternidad,
lejos de mi corazón
de carne;
porque
cuando quise amarte
ya era tarde…