Ya de por sí pequeños y entornados,
y extensos de horizontes y desiertos,
por el sol lastimados y entreabiertos,
pero limpios, mirando ensimismados.
Atentos, dilatados y encarnados,
dulcemente sinceros y despiertos,
soñadores, nostálgicos e inciertos,
pero vivos, mirándote extasiados.
Frente a frente, serenos y constantes,
transparentes te miran y expresivos,
por la contemplación de lo exquisito.
Que si ausentes parecen y distantes,
o si mudos, atónitos y esquivos,
están mirando, cielo, al infinito.