Tiembla la hoja viajera.
Baila la mota de polvo.
El humo sin alas vuela.
Mientras la risa en el aire,
sigue pegada a la tierra.
Las sombras como cometas.
Borran los gestos amargos.
Encubren batallas viejas.
Mientras la vida hace huecos,
en su gloriosa entereza.
Tiempo que al tiempo le das,
oportunidades nuevas.
Volver de nuevo a creer.
Abriendo otra vez el alma,
para que todo le quepa.
Así, sin desfallecer,
avanzar con nuevas reglas.
Vibra el centro de la Tierra.
Sus órganos se conmueven,
de tanto sufrir afrentas.
El núcleo que la sustenta.
Se retuerce aprisionado,
de tanto ataque sin tregua.
Asalto a su integridad,
que le llega desde fuera.
Airadas son sus protestas.
A veces, se desespera.
Dando zarpazos de tigre,
para salvar su entereza.
Ritos ancestrales vuelven.
Ondean viejas razones,
que quieren ser voces nuevas.
Amputando libertades.
Lágrimas que quedan dentro,
para que nadie las vea.
De nuevo las vanidades,
intoxican las verdades.
Cercenando voluntades.
Creando nuevas fronteras.
En el interior se lucha.
En las mentes se pelea.
Los pensamientos a golpes,
tratan de salir a fuera.
Prisioneros de las formas.
Esclavos de sus esencias.
Que se partan de una vez,
los cerrojos y cadenas.
Que saber sea el objetivo.
La inteligencia la meta.
La honestidad la razón.
La mentira una quimera.
Los prejuicios expulsados,
para que nunca aparezcan.
Respeto la condición,
para habitar en la Tierra.
A. L.
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