Cuando todos duermen,
cuando llega el alba
y encuentran refugio
al ritmo del sueño
todos en la casa,
entonces soy libre
de vivir mi tiempo,
buscando en silencio
mi puerta dorada.
Ya nadie me llama,
las horas son mías
no le debo gestos
ni mucha paciencia
a la gente amada.
Este es el momento
de dejar la almohada
de vaciar mi mente
de aclarar mi alma.