I
Para ti: mujer hermosa,
de rojos labios de carmín,
lluvia que moja aquel jardín
donde cultivo la rosa.
La más dulce y primorosa,
que ha dejado sobre mi vida,
la esencia jamás tenida.
Lo dulce de su embeleso.
el que probé de su beso
y dio a mi alma guarida.
II
Para ti, para tus ojos,
que vieron nacer el día,
en la cercana lejanía,
donde crecen lirios rojos.
Y liberas tus reflejos,
ahí donde te vi elegante,
desnudando aquel instante,
vestido de dulces aromas,
y en álgido vuelo asomas,
tu sonrisa de diamante.
III
Para ti, para tus manos,
mujer de piel tersa y suave,
de caminar dócil, leve,
como vaivenes lozanos,
de virginales veranos.
Para ti mujer, bella flor,
de donde descubrí el sabor,
tan dulce como la mïel.
Yo que acaricie tu pïel
y en ella descubrí el amor.