Saco de mi, las palabras
que nunca diré,
y sometido a lo inseguro,
recupero la confianza
con la que nací.
Paso los momentos,
Pensando en que se van,
El temor, sigue tan vivo
como mi silencio, la palabra:
un grito salvaje, por necesidad.
El tiempo y el segundero,
vuelven gigante la eternidad,
los últimos y los primeros,
recorren el camino de la
salvación.
Las marcas de la historia,
a veces como sinfonía
me enseñan con armonía,
la belleza del amor, aunque
en principio, todo sea vanidad.